UNA PARADOJA Y UN DILEMA
Por Rafael Ángel Rodríguez Sánchez. Profesor de Filosofía.
1.- LA PARADOJA DE LA PIEDRA
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Fuente: Public Domain |
«¿Puede Dios, como ser omnipotente que es, crear una piedra tan grande tan grande que …, ni él mismo pueda levantarla?»
Suele decirse que fue un alumno, tan avispado como peligroso, el que quiso poner en un aprieto al filósofo Tomás de Aquino, allá por el siglo XIII, cuando este era profesor de la prestigiosa Universidad de París. “Maestro Tomás – preguntó el joven, que se había documentado antes con Averroes, uno de los estudiosos de la paradoja- ¿es Dios omnipotente?” Y ante la natural respuesta afirmativa del dominico, vino la cuestión envenenada … si quieres conocer cómo terminó el episodio puedes encontrarlo en la Cuestión 25 de su obra Suma Teológica.
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Sto. Tomás. Fuente Flickr |
Bien, la cuestión es la siguiente. Si partimos de la definición que da la Real Academia de la Lengua de “omnipotente” encontramos que este vocablo significa: “que todo lo puede, atributo solo de Dios”. Las definiciones de otros diccionarios de carácter más filosófico no dicen nada significativamente distinto.
Con esa definición y ante el problema mencionado, ¿qué respuestas podemos dar? Si la respuesta es afirmativa, esto es, que Dios puede crear tal piedra …, eso significaría que no podría levantarla, en cuyo caso ya hemos encontrado algo que Dios no puede hacer y, por tanto, dejaría de ser omnipotente. Pero si optamos por la segunda opción, esto es, responder que no puede crearla … entonces estamos en las mismas y Dios tampoco sería omnipotente.
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Fuente: Flickr. |
La paradoja no tiene una única solución lógica, así que puedes dejar volar la imaginación en tu respuesta: ¿puede existir tal Dios?, ¿cómo resolverías el problema?
2.- EL DILEMA DEL GENIO DE LA LÁMPARA
Acabas de salir de una notaría, donde has hecho … ¡la venta de tu vida! Has conseguido vender un pisillo que tenías por … ¡un millón de euros! Justo detrás de ti, sale también de la misma notaría un desconocido. Viste gabardina gris y sombrero borsalino, y su aspecto sería algo siniestro si no fuera porque él también sonríe tras una venta similar, con la que también ha obtenido un millón de euros. Lo llamaremos Humphrey.
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Fuente: Flickr. |
Oscurece en la calle solitaria por donde transitáis cuando ambos descubrís un extraño objeto con pinta de lámpara metálica, que yace junto a una alcantarilla. Al tocarla (los dos a la vez) para cogerla … ¡Voilà! ¡Un genio sale de ella! Pasado el primer instante de sustos y remolinos, el geniecillo os mira sarcástico y dice: Soy el genio maligno, que regala desgracias a quien me encuentra y … ¡os voy a obsequiar con un presente! Aquí tenéis - sigue diciendo – cuatro antiguas monedas, dos coronas y dos ducados; y a cada uno de vosotros os corresponde una corona y un ducado. Pero, si no queréis que descargue sobre vosotros mi más pesada batería de desgracias, mañana tendréis que devolver una de las monedas, introduciéndola sin ser vistos por nadie, en la lámpara de donde yo he salido. Solo así os dejaré tranquilos para siempre. Las condiciones de la devolución y sus posibles consecuencias son las siguientes:
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Fuente: Flickr |
DATO 1. Si tú devuelves la corona y Humphrey devuelve el ducado, tú no tendrás que hacer nada (y no te ocurrirá nada) pero tu compañero perderá irremediablemente el millón de euros.
DATO 2. Si, al contrario, eres tú el que devuelve el ducado y tu compañero la corona, será tu compañero el que saldrá “ileso” y tú perderás dinero de la venta del piso.
DATO 3. Si ambos devolvéis la corona, ambos perderéis 500.000 euros.
DATO 4. Si ambos depositáis el ducado, los dos perderéis 200.000 euros.